El señor hippie
Fotografía: Sara chumbe M.
Conocí a alguien que tiene las ganas de aprender de la vida y de ampliar sus conocimientos intelectuales.
Sólo intercambiamos algunas ideologías en una platica muy amena, cuando de pronto me pregunto: has aprendido lo suficiente ? sin saber que decir enmudecí por un instante, por mi mente pasaron muchas respuestas, pero ninguna me convencieron ; por que simplemente no tuve respuestas.
Era una pregunta que me hiso pensar en como estaba mi vida y sí había aprendido lo suficiente; entonces, me pude dar cuenta que a mis 21 anos no había aprendido nada y lo mínimo de mis conocimientos adquiridos se suman a ''nada''.
Intente salvar mi pellejo tras otra respuesta, como queriendo evadir esa interrogante tan difícil : si, claro...creo que aprendí lo suficiente atravez de mis experiencias, que no son muchas pero aprendí, atiné a responder. Tenía en claro que era una burrada lo que estaba diciendo, por el temor en quedar mal preferí decir algo antes de quedarme callada.
Lo más curioso que me lo preguntaba un anciano, obviamente él está de vuelta y yo de ida .Fui muy ingenua al tratar de engañarlo, aunque apesar de todo me gustó su interrogante. Mi admirado amigo, sonrió al escuchar mi respuesta, pude notar sus dientes amarillos y desgastados, sus lineas de expresión que delatan el pasar de los anos. Y mirando hacía su libro que sostenía con la mano izquierda me dijo : yo, hasta ahora no sé nada, pero intento aprender atravez de éste libro ... por que me queda poco tiempo para experimentar con mi propia vida....
Sus intensas palabras llegaron a mi alma, provocó en mi interior una mezcla de fuerza y admiración por la vida . Me quedé parapléjica tras escuchar sus palabras sabías, entonces pensé : "tengo que vivir con alegoría cada día, y no desperdiciar las oportunidades que me da la vida , tengo que reír, vivir, viajar, leer, amar...para poder decir con seguridad : "pude aprender lo necesario, mas no lo suficiente".
Con las palabras del abuelo de las barbas largas, sentí que produjo en mí un afecto de cambio. entonces, aprendí que nunca es suficiente, por que siempre se vive aprendiendo, aún después de la muerte se anhela aprender más.
Él sin más que decir, nuevamente me sonrió, me miro. y con su vocecita delgadita escuché : ahora dejame leer que quiero aprender más...
